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domingo, 17 de marzo de 2013

Bigote Blanco - Bigote Negro

"Bigote Blanco - Bigote Negro" es un libro de Carmen Morales con ilustraciones de María Fe Quesada de la colección Delfines de la Editorial Bruño.


Es un libro muy divertido. Os lo recomendamos.

Jorge era un niño que estaba esperando durante muchos meses mudarse de casa. Y llegó el gran día. Jorge y sus papás se trasladaron a un piso con un curioso vecino. 

Aquel día, Jorge encontró una caja de metal, muy negro y muy viejo, que era de su bisabuelo. En ella había un montón de cosas, pero lo que más le llamó la atención fue un frasquito de agua que tenía una etiqueta que ponía "OJOTSK". ¡Qué cosa tan rara! pensó Jorge.

En la planta de arriba de su piso vivía un marino retirado que tenía un gran bozarrón y un enorme bigote, mitad blanco, mitad negro. A Jorge le causaba un terror espantoso la visión de este vecino. 

El vecino fue a la casa de Jorge a presentarse. Se llamaba Augusto Montenegro y había sido capitán de barco. Aunque tenía una gran presencia, parecía un señor muy amable con un bigote muy original.

Aquella noche, cuando Jorge cerraba sus ojos de cansancio, aparecía en su mente la palabra OJOTSK del frasquito de agua de su bisabuelo. Aquello era muy raro. ¿Sería un veneno?

Días después, Jorge venía de la calle y llegó al rellano de su casa, tocó al timbre pero no estaban sus padres para abrirle. De repente, apareció Augusto Montenegro en la escalera, con el bigote más blanco y más negro que él podía recordar. Jorge se asustó muchísimo. Augusto al ver al chico tan intranquilo lo invitó a subir a su casa.

El capitán le enseñó muchos recuerdos de sus travesías. Habían objetos fascinantes. Descubrió que su vecino era un hombre muy interesante.

Entonces le mostró su gran colección, una caja llena de frasquitos con agua de todos los mares del mundo. Aquella colección no estaba completa, le faltaba una botellita para completarla. Era la del mar de Ojotsk. Así Augusto estaba muy apenado por ello.

A Jorge le sonaba ese nombre y no sabía de qué.  Una lucecita se encendió en su mente y salió disparado a su casa.

Llamó a su madre y le preguntó por la caja de su bisabuelo. Allí estaba la botellita con el nombre tan complicado. Le pidió a su madre que se la diera.

Subió con el frasquito en sus manos, llamó al timbre y se la dio al capitán. Augusto no lo podía creer, era la botellita del agua de Ojotsk, la que le faltaba para completar la colección. El marino lloraba de emoción.

Después de aquel día, el capitán se presentó en el colegio para recoger a Jorge. Todos los niños se quedaron impresionados con su nuevo amigo. Lo miraron boquiabiertos y Jorge se agarró orgulloso de su mano.
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