"Gustavo A. Bécquer para niños" es un libro con poemas y prosa de Gustavo Adolfo Bécquer, edición preparada por María Dolores Cabra, con ilustraciones de Luis González de la editorial Ediciones de la Torre.
En este libro podrás encontrar bellos poemas y sus famosas leyendas como El Misere, la Pereza, la Ridiculez, Entre Sueños y las Hojas Secas. Os lo recomiendo.
Gustavo Adolfo Bécquer soñaba con una vida independiente y dichosa, y por eso soñó que podría ser libre y ser poeta.
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso...¡yo no sé
qué te daría por un beso!
Biografía de Gustavo Adolfo Bécquer
Niño huérfano a muy pronta edad
El niño Gustavo Adolfo Bécquer nació el 17 de febrero de 1836 en Sevilla. Fue el quinto de ocho hermanos, aunque fue Valeriano el hermano con el que tuvo una profunda amistad.
Su padre fue Jose Domínguez Insausti, pintor costumbrista bien situado en Sevilla, y su madre Joaquina Bastida y Vargas, procedente de una familia acomodada.
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Joaquina Bastida y Vargas,
madre de Bécquer |
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José Domínguez Insausti,
padre de Bécquer |
El padre de Gustavo adoptó el apellido de Bécquer, ya que eran conocidos por él en Sevilla. Sus antepasados eran unos nobles comerciantes de Flandes que llegaron a Sevilla en el siglo XVII.
Cuando Gustavo tenía 5 años, murió su padre. Su madre con 8 hijos tuvo que enfrentarse a condiciones muy adversas. Por aquel entonces Gustavo estudiaba en el colegio de San Telmo en condición de huérfano de clase noble venida a menos. Y seis años después murió su madre.
Artista, con gran sensibilidad poética y musical
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Bécquer de niño |
Entonces los huérfanos fueron recogidos por su madrina Manuela Monnehay, mujer culta y bien situada, con una rica biblioteca particular, que Gustavo se dedicó a leer. Manuela quería que fuera comerciante pero Gustavo quería ser poeta. Como le gustaba dibujar, y tenía una gran sensibilidad para el arte, a partir de ese momento fue enviado al taller de dibujo del maestro Cabral Bejarano y después al de su tío Joaquín.
Joven soñador, distraído, desordenado y romántico
Desde muy joven escribió poemas referidos a amores no correspondidos. Empezó a escribir en revistas y periódicos. Valeriano ilustraba sus escritos.
Se marchó a Madrid con el deseo de triunfar en la literatura en 1854. Sufrió una gran decepción y sobrevivió en la bohemia de esos años. Contrajo una grave enfermedad. En Madrid conoció a Julia Espín, su amada, una preciosa chica de ojos azules.
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Gustavo y Valeriano, hermanos y amigos hasta el final
En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, pero no fueron felices. A partir de entonces publica
Rimas y Leyendas en revistas. Después de esta etapa, su hermano Valeriano y Gustavo se separan de sus esposas, y se trasladan a Toledo con sus hijos. La muerte de Valeriano, en septiembre de 1870, hizo que Gustavo muriera tres meses después. El 23 de diciembre, un día después de su entierro, sus amigos se reunieron para ayudar a su viuda y sus tres hijos, publicando sus obras al año siguiente.
Os dejamos el poema que más nos ha gustado del libro:
RIMA V
Espíritu sin nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.
Yo nado en el vacío,
del sol tiemblo en la hoguera,
palpito entre las sombras
y floto con las nieblas.
Yo soy el fleco de oro
de la lejana estrella,
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.
Yo soy la ardiente nube
que en el ocaso ondea,
yo soy del astro errante
la luminosa estela.
Yo soy nieve en las cumbres,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares,
y espuma en las riberas.
En el laúd soy nota,
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas yedra.
Yo atrueno en el torrente
y silbo en la centella,
y ciego en el relámpago
y rujo en la tormenta.
Yo río en los alcores,
susurro en la alta yerba,
suspiro en la onda pura
y lloro en la hoja seca.
Yo ondulo con los átomos
del humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.
Yo, en los dorados hilos
que los insectos cuelgan,
me mezco entre los árboles
en la ardorosa siesta.
Yo corro tras las ninfas
que en la corriente fresca
del cristalino arroyo
desnudas juguetean.
Yo, en bosque de corales
que alfombran blancas perlas,
persigo en el océano
las náyades ligeras.
Yo, en las cavernas cóncavas
do el sol nunca penetra,
mezclándome a los gnomos,
contemplo sus riquezas.
Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.
Yo sigo en raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.
Yo sé de esas regiones
a do un rumor no llega,
y donde informes astros
de vida un soplo esperan.
Yo soy sobre el abismo
el puente que atraviesa,
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.
Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.
Yo en fin soy ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso
de que es vaso el poeta.
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